Un blanquizal implica una grave pérdida de biodiversidad y de los servicios que ofrecen los bosques de algas. En las islas, las comunidades de algas colapsan con una población menor de erizos de mar debido a las diferentes condiciones ambientales. Los resultados de este estudio serán útiles para prever y prevenir la aparición de blanquizales.
Los bosques de algas son uno de los pilares de los ecosistemas litorales de los mares templados como el Mediterráneo por el hecho de estar en la base de la cadena alimentaria, pues son la fuente principal de energía que sostiene al resto de especies de la red trófica. También capturan dióxido de carbono y emiten oxígeno, muy importante en el contexto de cambio climático, y dan refugio a un gran número de especies.
A lo largo de los últimos años, se ha visto que la superpoblación de herbívoros, como los erizos de mar en el caso del Mediterráneo occidental, pueden llevar al colapso a las comunidades de algas y originar desiertos submarinos, que reciben el nombre de blanquizales.
Ahora, un estudio liderado por el Centre d’Estudis Avançats de Blanes (CEAB-CSIC), junto con la Universitat de Barcelona y otras instituciones internacionales, ha descubierto que los bosques de algas de las islas del mar Mediterráneo son especialmente vulnerables a sufrir estos colapsos que conducen a la aparición de desiertos submarinos. Este riesgo se debe a la menor cantidad de nutrientes que las aguas marinas insulares tienen de forma natural, ya que no existen grandes aportaciones recogidas tierra adentro a través de los ríos como ocurre con las del litoral continental.
“El colapso de los bosques de algas en blanquizales ya se conoce en el Mediterráneo, pero lo que demuestra este estudio es que hay zonas mucho más vulnerables a causa de la falta natural de nutrientes. Conocer esto nos ayuda a prever y prevenir la desaparición de los bosques de algas y los recursos asociados”, afirma Jordi Boada, investigador del CEAB-CSIC y autor principal del estudio.
Se habla de colapso porque la creación de un blanquizal es una transición muy rápida, pero su recuperación es prolongada y dificultosa, independientemente de la disponibilidad de nutrientes. Se necesita que la población de erizos de mar sea prácticamente nula, como apuntan también otros estudios similares, para que la recuperación sea posible. “La aparición de un blanquizal (el lugar en el que han desparecido totalmente las algas originales y queda la roca desnuda) representa una pérdida enorme de biodiversidad, productividad y funcionalidad del ecosistema", sigue explicando Boada, “incluidos los servicios ecosistémicos que ofrecía, es decir, aquellos beneficios que daba a la sociedad y que mejoraban la salud, la economía y la calidad de vida de las personas”, continua el investigador.
“La deficiencia de nutrientes provoca que el crecimiento de las algas se reduzca y empeore su calidad nutricional, de manera que los erizos de mar se ven obligados a comer más para compensarlo, lo que sa su vez incrementa la vulnerabilidad del bosque de algas”, apunta Teresa Alcoverro, investigadora del CEAB y directora del estudio. “Esta situación provoca que la capacidad de resistencia de las aguas disminuya drásticamente. En este sentido, los resultados del estudio indican que la disponibilidad de nutrientes en el medio es clave para predecir la cantidad de herbívoros que el sistema puede soportar sin colapsar, que en el caso de las islas es menor que en el litoral continental”, afirma Alcoverro.
La sobrepesca como principal causa de la aparición de blanquizales
En el Mediterráneo, los erizos de mar son una especie clave para el funcionamiento de los ecosistemas litorales. Son uno de los herbívoros más importantes en mares templados y tienen la capacidad de modificar y alterar la comunidad de algas según la cantidad de individuos que haya.
Pero actualmente, la superpoblación de erizos de mar en el Mediterráneo occidental está acabando con los bosques de algas debido, sobre todo, a la falta de peces depredadores de los erizos. Es diferente en el caso del Mediterráneo oriental, donde la causa de la aparición de blanquizales son principalmente los peces herbívoros, que llegan desde el Mar Rojo a través del Canal de Suez y que, debido al aumento de la temperatura de las aguas, se adaptan al nuevo entorno.
“Hoy en día, gran parte de las poblaciones de peces del Mediterráneo están afectadas por la sobrepesca y los peces como los sargos y las doradas, que son los principales depredadores naturales de estos importantes herbívoros, no son una excepción. La ausencia de peces que controlen el número de erizos de mar libra a estos últimos de la depredación, ya que la fuerte disminución de unos provoca el crecimiento desmedido de los otros”, señala Boada. “Los estudios realizados hasta ahora en esta materia indican que la densidad de sargos está fuertemente ligada al número de erizos presentes en una zona, de manera que la causa principal del problema parece ser la sobrepesca, la mala gestión de los recursos pesqueros del Mediterráneo”, concluye el autor del estudio.
Ciencia ciudadana contra los desiertos submarinos
A lo largo de los últimos meses, la plataforma Observadores del Mar, coordinada desde el Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC), se está preparando para poner en marcha un nuevo proyecto que tendrá por objetivo la localización y seguimiento de blanquizales. A través de esta plataforma, ciudadanos aficionados al mar y a la fotografía submarina colaboran con los investigadores en la vigilancia de especies de fauna y flora marina, tanto protegidas como invasoras.
Con el nuevo proyecto, los investigadores que participan, entre ellos Jordi Boada, obtendrán más datos para evaluar los blanquizales, qué abundancia y extensión tienen, las posibles causas de su aparición, cómo y a qué velocidad se extienden. El nuevo proyecto comenzará este verano.
Noticia via: Centre d'Estudis Avançats de Blanes (CEAB-CSIC)