El miedo de los erizos de mar es clave para salvar los bosques submarinos

Un estudio dirigido por el Centro de Estudios Avanzados de Blanes del CSIC, la Universidad de Western Australia y la Nature Conservation Foundation ha descubierto que el miedo que tienen los erizos de mar hacia los depredadores es clave para la salud de los bosques submarinos, que es están en fuerte retroceso a nivel mundial.

  Un erizo de mar dejando un halo de roca desnuda cuando se alimenta de algas. Foto M. Maldonado, CEAB.El estudio, que se publica hoy en la revista científica Ecology, examinó cómo el miedo de los erizos de mar a ser depredados cambiaba a medida que estos crecían. Los investigadores pudieron medir la respuesta de los erizos con depredadores y sin ellos, a través de las marcas de herbivorismo que dejan en las rocas dentro y fuera de una reserva marina.

Dentro de la reserva, la abundancia de peces depredadores es mucho más elevada que fuera, ya que no hay pesca. Esto provoca que los erizos de mar no se aventuren a salir tanto de sus refugios para alimentarse. Por otro lado, los investigadores comprobaron en el laboratorio que los erizos sometidos a señales químicas de sus depredadores comían menos.

El autor principal del estudio, Albert Pessarrodona, de la Universidad de Western Australia destaca que el miedo que inspiran los depredadores a sus presas es una de las fuerzas más poderosas de la naturaleza.

“El miedo hacia depredadores peligrosos como los lobos, hace que los herbívoros como los ciervos coman menos, cosa que mantiene los prados y bosques en estados más maduros y con mayor biomasa de plantas”, dice Pessarrodona. “Asimismo, bajo el agua, los erizos de mar pueden llegar a pastar en exceso y hacer desaparecer completamente los bosques submarinos, mientras que si existen depredadores que los asusten, esto no llega a pasar”.

El estudio observó que no todos los erizos de mar se asustan de la misma manera, sinó que curiosamente eran los erizos de tamaño mayor los que más miedo mostraban ante los depredadores.

Jordi Boada, coautor del estudio e investigador del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB) del CSIC, dice que este hecho tiene gran trascendencia porque los erizos de talla grande son los que tienen una mayor capacidad de ingerir algas y, por tanto, son los que pueden tener un papel más perjudicial para los bosques de algas.

Los resultados del estudio tienen grandes implicaciones para la salud de los bosques submarinos, que han ido retrocediendo a nivel mundial durante las últimas décadas. Algunas de las áreas dónde encontrábamos bosques submarinos más exuberantes, actualmente, han pasado a ser desiertos submarinos, paisajes sumergidos desprovistos de vegetación, donde domina la roca desnuda y con grandes densidades de erizos de mar. 

“Normalmente, las poblaciones de erizos de mar estarían controladas por los peces que se alimentan de ellos, pero el efecto combinado de la sobrepesca de estos depredadores, junto con otras amenazas como el calentamiento global, están permitiendo que las poblaciones de erizos crezcan desmesuradamente y acaben con muchos de los bosques submarinos de todo el mundo”, dice el Dr. Boada.

Últimamente, la presencia de desiertos submarinos parece ir en aumento también en nuestras costas. La desaparición de los bosques de algas tiene graves implicaciones para la biodiversidad y la sostenibilidad, entre otras cuestiones, de especies de interés comercial como los sargos y las doradas. En este video se puede ver un desierto de roca desnuda en la costa de Blanes (Girona), a causa de los erizos de mar https://vimeo.com/327968458

En Australia, los erizos de mar ya han causado la destrucción de bosques submarinos de grandes zonas de la costa este. De hecho, recientemente, el gobierno local y el sector pesquero han invertido 5,1 millones de dólares para minimizar la formación de desiertos submarinos y proteger las reservas de pesca.

“Nuestros resultados resaltan que conservar las poblaciones de depredadores en buen estado y, por tanto, mantener a los erizos de mar con miedo es crucial para la salud de los valiosos bosques submarinos”, dice Pessarrodona.

El Dr. Boada subraya la importancia, pero también la dificultad, de localizar estos desiertos submarinos. Trabajar bajo el agua es costoso tanto a nivel logístico como a nivel de tiempo.

Por este motivo, junto con expertos internacionales, acaban de lanzar un proyecto de ciencia ciudadana para detectar y hacer el seguimiento de desiertos submarinos de todo el mundo. Podéis registrar vuestras observaciones en  http://www.observadoresdelmar.es

Artículo de referencia:
Consumptive and non‐consumptive effects of predators vary with the ontogeny of their prey. Ecology. Albert Pessarrodona, Jordi Boada, Jordi F. Pagès, Rohan Arthur, Teresa Alcoverro. https://doi.org/10.1002/ecy.2649

 

Anna Oliver / Comunicación CEAB-CSIC