El CSIC analiza el impacto de los contaminantes en los corredores

Se realiza en Barcelona una fase del experimento Expo-Cov, con más de una veintena de corredores monitorizados.


El equipo científico y médico, esperando a los corredores.Esta semana se realiza en Barcelona una parte de las pruebas del experimento Expo-Cov, proyecto desarrollado por el Instituto de Diagnostico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) del CSIC y que tiene como objetivo evaluar los efectos de la contaminación en los corredores. El proyecto cuenta con financiación del Ministerio de Economía y Competitividad.

 

Los días 22, 23, 25 de septiembre, se realizarán pruebas, a lo largo de todo el día, en el Parque del Escorxador, en el centro de la ciudad condal, y los días 26, 27 y 28, en el vecino Parque natural de Collserola. Con ambos escenarios, se intenta descubrir si hay diferencias sustanciales entre correr en un área limpia de contaminación, como el campo, y en una ciudad. 

“Normalmente se dice que los beneficios de correr sobrepasan los efectos negativos de la contaminación, pero lo cierto es que no hay ningún estudio que haya intentado medir los efectos nocivos de la contaminación urbana en los que practican este deporte”, dice Joan Grimalt, profesor de investigación del CSIC  y líder del proyecto.

En Expo-Cov, más de una veintena de voluntarios corren durante una hora en una ciudad  y, al cabo de tres días,  en el campo. Durante las pruebas, se miden los niveles de exposición a contaminantes en aire, aire exhalado y orina de los deportistas y diferentes marcadores biológicos en sangre para averiguar si la contaminación supone una diferencia sustancial y en qué sentido. Las ciudades escogidas para este proyecto son Barcelona, Puertollano y Ciudad Real.

Los 25 voluntarios correrán en diferentes turnos, de uno en uno o, como máximo,  de dos en dos. Antes de iniciar la carrera deben pasar un control médico. Los corredores llevan una mochila a la espalda con una bomba de aire para medir los contaminantes orgánicos volátiles y otra para el carbón negro que están respirando. También van provistos de un GPS y de un pulsímetro para registrar su esfuerzo físico. Asimismo, se controla el número y la masa total de partículas que están en suspensión en el aire y se recogen muestras para su análisis.

Las pruebas se realizan primero en Barcelona y, posteriormente, en Puertollano y Ciudad Real. El objetivo es realizar el experimento dos veces en verano y dos en invierno, en cada una de las poblaciones y cada vez con los dos recorridos, uno en zona contaminada y otro en zona limpia.

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