Investigadores del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona demuestran que la red actual de áreas marinas protegidas en aguas españolas del Mediterráneo no protege adecuadamente a los tiburones y a las rayas. Los expertos proponen ampliar la superficie protegida de Tabarca-Cabo de Palos y del sistema de cañones submarinos occidentales del golfo de León.
Aunque no se ven a menudo, en el Mediterráneo hay tiburones y rayas, ambos pertenecientes al grupo de los elasmobranquios. Prueba de ello son los avistamientos reportados estos últimos meses cerca de la costa. Sin embargo, el estado de conservación de las especies de este grupo en el Mediterráneo no es precisamente bueno.
Muchas de ellas se encuentran en peligro de extinción, mientras que otras ya han desaparecido por culpa del uso de artes de pesca poco selectivas y la destrucción del lecho marino, con el que los elasmobranquios están estrechamente relacionados. Por eso, proteger los hábitats demersales –los que están cerca del lecho marino- es esencial para asegurar el devenir de estos depredadores, cuyo declive puede causar desajustes importantes en la cadena trófica marina.
Ahora, un grupo de investigadores del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona ha identificado una serie de áreas marinas que deberían ser protegidas para asegurar la conservación de los elasmobranquios del Mediterráneo occidental. Según los autores del estudio, estas áreas podrían ayudar a mejorar la actual red de áreas marinas protegidas en aguas españolas del Mediterráneo.
Todo esto se recoge en un estudio publicado este mes de julio en la revista especializada Marine Environmental Research, en el que los autores demuestran que las áreas protegidas en la actualidad no incluyen todas las que deberían protegerse para asegurar el futuro de los elasmobranquios en el Mediterráneo occidental.
Por ello, los autores del trabajo, entre los que también se encuentran investigadoras e investigadores del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF), del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y de la Universidad de Queensland (Australia), proponen que se amplíe la superficie protegida del espacio marino de Tabarca-Cabo de Palos –ubicado frente a las costas de Murcia y Alicante- y del sistema de cañones submarinos occidentales del golfo de León, en el extremo nororiental de la Península Ibérica.
"Estas zonas son óptimas para la conservación de los elasmobranquios porque las frecuentan varias especies pertenecientes a este grupo y porque las diferentes actividades humanas a gestionar aquí implicarían un menor coste que en otras zonas", expone Joan Giménez, uno de los autores del estudio. De esta manera, asegura el investigador, "podemos conseguir un equilibrio entre la conservación de la comunidad de elasmobranquios y el desarrollo sostenible de las actividades humanas en el medio marino".
Para la elaboración del trabajo, los investigadores analizaron datos recogidos durante la última década sobre tres especies de tiburones y dos de rayas. Esto les permitió conocer tanto su distribución como las amenazas a las que estaban expuestos, entre las cuales destacan la actividad pesquera –sobre todo la pesca de arrastre-, la contaminación y el calentamiento global.
Posteriormente, los investigadores trabajaron en una serie de modelos estadísticos que les permitieron determinar qué hábitats y áreas del Mediterráneo occidental son las más favorables para estas especies de tiburones y rayas. “Este fue el punto de partida para determinar las áreas prioritarias para su conservación”, explica la investigadora del CREAF Laura Cardador.
“Los diferentes escenarios de gestión evaluados en este trabajo ponen de manifiesto la presencia de determinadas áreas prioritarias para proteger a lo largo de la zona de estudio”, añade Giménez en este sentido.
Los autores del estudio lamentan que la red de áreas marinas protegidas del Mediterráneo español no tiene una completa protección de los hábitats demersales, lo que hace que las especies que se encuentran en estas zonas estén también desprotegidas. Además, a la hora de definir las áreas a proteger, se sigue dando prioridad a aquellas que frecuentan las especies más carismáticas, como es el caso de las aves marinas o los cetáceos.
Los autores esperan poder ampliar esta investigación a más especies de elasmobranquios e incluir información estacional y de los movimientos de estos depredadores, lo que ayudaría a mejorar la propuesta de estas áreas marinas protegidas en un futuro.
“Con estos modelos queríamos llegar a identificar aquellas áreas del Mediterráneo occidental susceptibles de ser protegidas con la finalidad de asegurar la viabilidad de la comunidad de tiburones y rayas que habitan en ellas”, comentan Joan Navarro y Marta Coll, responsables científicos de la línea de trabajo en depredadores marinos del ICM-CSIC.
La idea de ampliar la red de áreas protegidas del Mediterráneo contribuye al objetivo mundial de la Convención para la Diversidad Biológica de proteger en 2020 el 10% de la superficie marina. Asimismo, supone un halo de esperanza para unas especies que son especialmente vulnerables a la actividad humana, ya que presentan bajas tasas de fecundidad, un crecimiento lento y una madurez reproductiva tardía.
Artículo científico de referencia
Giménez J, Cardador L, Mazor T, Kark S, Bellido JM, Coll M, Navarro J (2020) Marine protected areas for demersal elasmobranchs in highly exploited Mediterranean ecosystems. Marine Environmental Research. https://doi.org/10.1016/j.marenvres.2020.105033
Elena Martínez Batalla / Divulgació i Comunicació ICM-CSIC