Los patrones de contactos sociales y movilidad cambiaron tras el estado de alarma

El Proyecto DISTANCIA-COVID analiza la eficacia de las medidas de distanciamiento social aplicadas para encontrar las mejores estrategias de desescalada. Las primeras conclusiones muestran que el número de contactos diarios fuera del hogar aumentó entre el grupo de 20 a 24 años y el de 65 años o más con el de 30 a 50 años. La tercera fase del proyecto, que comienza ahora, ampliará la muestra de 6.952 encuestas analizadas hasta el momento. Los resultados servirán para aumentar el realismo de los modelos epidemiológicos actuales.

Una calle del Raval en estos días, en Barcelona. Crédito: M.Fernández/CSICLa eliminación de las restricciones impuestas para doblegar la primera ola se correspondió con un aumento de la movilidad y las interacciones sociales, pero no de una forma homogénea en el conjunto de la población. Son las principales conclusiones obtenidas de las dos encuestas sobre movilidad y distanciamiento social realizadas a la población española dentro del Proyecto DISTANCIA-COVID, en el que participan investigadores de varios centros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Pompeu Fabra (UPF). Los resultados ayudarán a comprender mejor las dinámicas de contagio observadas durante las distintas fases de la pandemia en España y contribuirán a plantear escenarios de mayor utilidad para gestionar la crisis generada por el COVID19.

A partir de una muestra de 6.952 encuestas, los investigadores han podido aproximarse a la diversidad de los patrones de movilidad y la interacción social de la población española. Si bien la estructura de los hogares, número de personas y edades con los que se convive no cambió durante el periodo de estudio, el número de contactos diarios fuera de casa sí que lo hizo. Los cambios observados no fueron homogéneos entre la población estudiada, sino que aumentaron los contactos principalmente en unas franjas de edad concretas: por un lado, el de los jóvenes de entre 20 y 24 años con personas de 20 a 29 años, por otro, el grupo de 65 o más años tuvo más contacto con gente de 30 a 50 años.

Con la supresión del estado de alarma se aprecia que la población de más de 20 años pasó de una media de 3 contactos diarios durante el confinamiento, a una media de 5 contactos diarios. “Nuestras estimaciones denotan un cambio notable en el número de contactos promedio en esta franja de edad, pero la encuesta no nos informa del contexto de estos contactos, y puede haber múltiples contextos y causas que expliquen este aumento”, explica el investigador del CSIC Frederic Bartumeus, del Centro de Estudios Avanzados de Blanes y el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF).

 “Para el caso del grupo de edad igual o mayor de 65 años el aumento podría corresponderse con las personas mayores que se relacionan con los que generacionalmente podrían ser sus hijos adultos. Además, es importante destacar que las encuestas las respondieron personas diferentes en cada fase por lo cual los resultados no corresponden a cambios individuales sino del conjunto de la población”, añade el investigador del CSIC.

Inicio de la tercera fase de encuestas

El informe presenta los datos comparados de las respuestas anónimas recibidas en el primer y segundo período, así como las primeras estimaciones de los parámetros de movilidad y distanciamiento social para el conjunto de la población española. La información se completará con una tercera encuesta, en la que se puede participar de manera anónima a través de la página web del proyecto: https://distancia-covid.csic.es/encuesta/ .

La primera encuesta se llevó a cabo dentro del período de estado de alarma y en fase de desescalada, entre el 14 mayo y el 10 de junio de 2020. La segunda se completó ya fuera del período de alarma, entre el 24 de Julio y el 31 de agosto.

Según indican los resultados, pese al aumento de la movilidad y los contactos, la mayoría de los encuestados afirman seguir tomando precauciones para evitar el contagio. Durante el primer período de encuestas se estima que el 38% de la población de más de 20 años no tuvo contactos durante un período determinado de 24 horas, un 46% tuvo más de 5 contactos y el 8% tuvo más de 10.

En la segunda tanda de encuestas, el porcentaje de personas que no tuvo contactos en un período de 24 horas bajó del 38% al 14%, mientras que el de aquellos que tuvieron más de 5 contactos subió de un 46% a un 73%, y el de personas con más de 10 contactos subió al 15%. Pese a ello, tanto durante el estado de alarma como después, los encuestados han seguido haciendo un uso frecuente de la mascarilla y el distanciamiento social, así como el lavado de manos al regresar a casa.

En relación a la estructura dentro de los hogares, los investigadores han visto muy poca diferencia en la distribución de las personas con las que se convive. Los resultados muestran dos distribuciones claras: por un lado, se agrupan, las personas de una franja determinada de edad que tienden a convivir con personas de la misma franja de edad, y por otro las agrupaciones generacionales (familias), que incluyen diferentes franjas de edad.

Mayor movilidad en la población

El estudio muestra que durante el estado de alarma la mayoría de los movimientos de los encuestados fuera de casa no superaban los 10 kilómetros de distancia. De hecho, el 40% de los encuestados informaron de que sus desplazamientos diarios no iban más allá de un radio de acción de 1 km alrededor de su casa. Sin restricciones, los desplazamientos de los encuestados por encima de los 10 km se dispararon, al igual que lo hicieron el número de salidas semanales.

Durante el confinamiento el 80% de los encuestados aseguraba salir de casa entre una y siete veces a la semana. Solo el 15% de los encuestados salía más de siete veces a la semana, mientras que con el cese de las restricciones ese porcentaje se dobló: el 37% de los encuestados afirmaba salir a la calle más de una vez al día. El destino de los viajes de los encuestados durante y tras el estado de alarma siguió dominado por los comercios, así como por escapadas a espacios públicos y viajes diarios a los lugares de trabajo, aunque será necesario realizar un modelo estadístico de los datos disponibles para poder realizar estimaciones más detalladas y fiables sobre la distancia y destino de los desplazamientos.

“Nuestros resultados en cuanto a la movilidad son preliminares, pues aún no hemos realizado con ellos ninguna inferencia poblacional, estamos en ello. En su conjunto los resultados permiten estimar la variabilidad de los patrones de movilidad y de interacción social de la población, aportando así información útil para la elaboración de modelos epidemiológicos que incorporen información relevante en cuanto a los patrones de contactos sociales”, apunta el investigador de la Universidad Pompeu Fabra John Palmer.

En el proyecto participan el Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos (IFISC), un centro mixto del CSIC y de la Universitat de les Illes Balears; el Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC), el Instituto de Física de Cantabria (IFCA-CSIC), la Universitat Pompeu Fabra (UPF) y el Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD-CSIC). José Javier Ramasco, del IFISC, y Frederic Bartumeus, del CEAB-CSIC y el CREAF coordinan el proyecto.

 

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