Su probabilidad de extinción es cuatro veces mayor que la de los peces que se alimentan de algas y están en el nivel más bajo de la cadena trófica.
- Científicos del Centro de Estudios Avanzados de Blanes del CSIC muestran cómo se recupera un arrecife de coral a lo largo de diez años y tras un evento de mortalidad en masa.
- El trabajo, publicado en Ecology Letters, obtiene una serie de patrones cuantitativos que pueden servir para futuras predicciones de recuperación de ecosistemas tras perturbaciones de todo tipo.
En 1998, el fenómeno ‘El Niño’ provocó aumentos de temperatura en regiones del Pacífico y, a su vez, el blanqueamiento y episodios de mortalidad masiva en los arrecifes de coral. Numerosos de estos corales, muy sensibles a la temperatura, perdieron las zooxantelas (algas simbiontes microscópicas que viven en sus tejidos), quedando completamente blancos. Esto afectó a todo el ecosistema: el espacio que los corales liberaron, fue ocupado por otras algas; a su vez, los peces herbívoros que se alimentan de algas, crecieron desmesuradamente, mientras que los peces coralívoros desaparecían, llevando a la extinción a otras especies de peces que se alimentan de ellos. Toda la comunidad se vio seriamente afectada.
¿Cómo se recupera un arrecife de coral de un evento así? Ahora, una investigación liderada por David Alonso, científico Ramón y Cajal del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB) del CSIC, ha cuantificado de forma detallada, haciendo uso de la teoría de biogeografía de islas (MacArthur and Wilson, 1967) el proceso de reorganización y recuperación de las comunidades de peces de uno de estos arrecifes de coral, en las islas Lacadivas (India), afectados por el evento de 1998.
Con muestreos que cubren una década, los investigadores han podido cuantificar cómo evoluciona la recuperación de un arrecife de coral, y qué probabilidad de extinción y de colonización tienen las especies en cada nivel trófico. Los científicos han obtenido una serie de patrones que puede servir en el futuro para elaborar predicciones sobre cómo se pueden reorganizar y recuperar las comunidades ecológicas tras un evento de mortalidad masiva.
El trabajo, publicado en Ecology Letters, es uno de los poquísimos ejemplos en los que se ha contado con datos que cubren tantos años y se ha hecho un seguimiento tan detallado en un ecosistema que no está expuesto a la presión humana. Esto ha sido posible, explica David Alonso, porque “hemos contado con los datos que recogió anualmente, con extraordinario detalle, entre el 2000 y el 2003, el científico Rohan Arthur, investigador de la Nature Conservation Foundation de Mysore (India), coautor del trabajo, director del proyecto de seguimiento integral de los arrecifes de coral de las Islas Lacadivas y también investigador asociado del CEAB-CSIC. Posteriormente, los autores de este trabajo volvieron a tomar muestras en los mismos arrecifes en el 2010 y en el 2011.
Peces de niveles tróficos superiores, los más vulnerables
Para el estudio, los investigadores han analizado las poblaciones de peces no por especies sino por el lugar que ocupan en la cadena trófica: los peces herbívoros, que se alimentan de algas; los peces omnívoros; los que se alimentan de coral (coralívoros); los peces que comen zooplancton; los que comen micro-invertebrados; los que comen macro-invertebrados; y los que comen otros peces (piscívoros) y que ocupan el nivel mas alto en la cadena trófica.
Una de las conclusiones relevantes es que estos últimos, los peces situados en la parte alta de la cadena trófica, son extremadamente vulnerables a alteraciones, incluso cuando no existe la presión humana, como la pesca, y tienen en consecuencia una probabilidad de extinción hasta cuatro veces mayor que los peces herbívoros. “El hecho de que tarden más en crecer y en llegar a la madurez reproductora, que pongan menos huevos, así como otras características de su ciclo vital, pueden explicar esta extrema vulnerabilidad”, explica David Alonso. En el otro extremo, los peces con menor probabilidad de extinción, son los que se alimentan de algas, y que están en el nivel inferior de la cadena trófica.
En el trabajo también han participado el estudiante Aleix Pinyol-Gallemí, actualmente siguiendo estudios de máster en Dinamarca, y la científica titular Teresa Alcoverro, del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB) del CSIC.
Alonso, D., Pinyol-Gallemí, A., Alcoverro, T., Arthur, R. (2015), Fish community reassembly after a coral mass mortality: higher trophic groups are subject to increased rates of extinction. Ecology Letters. doi: 10.1111/ele.12426