Los niños españoles están expuestos a mayores niveles de mercurio, a través del pescado, que la media europea. Es uno de los temas tratados en INCHES 2016, co-organizado por el IDAEA-CSIC. Los expertos debaten las medidas para avanzar en la protección de la salud infantil frente a riesgos del entorno.
- Los científicos reivindican que se consideren daños y pérdidas económicas por la contaminación, así como el riesgo de comprometer el futuro de las generaciones jóvenes, cuando en el plano político se discutan medidas ambientales.
- Se estima en 10.000 millones de euros anuales los daños relacionados con la salud y el aprendizaje asociados a la exposición al mercurio.
- Como el pescado es beneficioso para el desarrollo, para reducir la ingesta de mercurio recomiendan el pescado que esté en los niveles más bajos de la cadena trófica.
- La contaminación del aire escala posiciones como una de las principales causas de mortalidad en el mundo. Su impacto en la salud infantil es creciente, y causa hasta 5 millones de muertes anuales en el mundo.
La contaminación del aire causa hasta 5 millones de muertes anuales en el mundo. Es la mayor causa de mortalidad a nivel global, ha explicado Phil Landrigan, pediatra y epidemiólogo jefe del Departamento de Medicina Preventiva del Hospital Mount Sinai de Nueva York en la reunión INCHES 2016 que se inauguró ayer en Barcelona. El impacto de la contaminación del aire en la salud infantil es creciente y se traduce, dijo este experto, en asma, cáncer y otros tipos de enfermedades respiratorias.
La red internacional sobre Salud Infantil, Medio Ambiente y Seguridad (INCHES en sus siglas en inglés), celebra su reunión trienal estos días, del 14 al 16 de septiembre, con la asistencia de más de 150 expertos.
Los niños son el grupo más vulnerable a la contaminación. “El hecho de que su metabolismo y órganos todavía estén en formación los hace más vulnerables a los efectos tóxicos de los contaminantes”, explica Joan Grimalt, ‘chair’ del Comité Organizador de INCHES 2016 y profesor de investigación del CSIC en el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA).
Además del CSIC, el encuentro está organizado por la Universidad Rovira y Virgili, la Universidad Ludwig Maximilian de Munich (Alemania), y la Universidad Aristóteles de Tesalónica (Grecia), con el apoyo del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), que acoge la reunión en la sede del Parc de Recerca Biomédica de Barcelona (PRBB).
“La exposición de los niños a los contaminantes ocurre ya desde la etapa intrauterina, donde reciben los contaminantes a los que ha estado expuesta la madre a través de la placenta. Los efectos de algunos de ellos sólo se ven a largo plazo, en etapas posteriores”, explica Joan Grimalt.
Durante las primeras etapas de crecimiento los niños también son más vulnerables a los contaminantes por su dinámica de comportamiento, como el gateo, introducción de objetos en la boca, metabolismo más acelerado, entre otras, por lo que suelen tener una exposición más alta que los adultos.
En la presentación del congreso se ha explicado que uno de los mayores riesgos es la contaminación del aire. El informe de 2010 sobre las principales causas de mortalidad a nivel global publicado en The Lancet, recogía la contaminación del aire -lo que incluía el aire dentro de los hogares- como la segunda principal causa de mortalidad, después del tabaco.
El problema del mercurio en el pescado
Otro tema destacado es el del mercurio. Joan Grimalt, del CSIC, explica que “tal como reveló un trabajo reciente (ver debajo), el pescado del Mediterráneo tiene niveles altos de mercurio, a veces incluso por encima de los niveles recomendados para el consumo humano por la Unión Europea. Eso hace que, dada la tradición de consumo habitual de pescado en España, los niños españoles están expuestos a niveles de mercurio mucho más altos que los del resto de la UE”.
Los peces tienen cinco veces más mercurio que en la época preindustrial, explica Philippe Grandjean, epidemiólogo de la Universidad de Copenhague (Dinamarca). “Reducir los niveles de mercurio en el mar llevaría décadas”, dice este experto, y pasaría por un cambio de “política ambiental” muy complejo. Por eso, la mejor forma de proteger a los niños es “proteger a las madres gestantes, dándoles el conocimiento para que reduzcan su consumo de pescado y proteger así a sus hijos”.
“Una lata de atún tiene niveles muy altos de mercurio. En algunos países ya se incorpora un aviso alertando de ello”, añade Philippe Grandjean. También la formación de los médicos, para que estos puedan a su vez informar a sus pacientes, es otra estrategia planteada por Rosa Maria Llull, directora del Instituto de Nutrición y Alimentación de las Illes Balears. Su institución optó por esa formación cuando vieron el bajo nivel de formación de los médicos (sólo un 10% estaba bien informado del tema).
Dado que los beneficios del consumo de pescado siguen compensando su consumo, otra estrategia es la recomendación de comer pescado que esté en los niveles más bajos de la cadena alimentaria, como los mejillones o los peces pequeños, ya que acumulan menos mercurio. Esa medida beneficiaria, a su vez, a la preservación de la biodiversidad marina y de los recursos pesqueros.
Se sabe que el mercurio tiene efectos muy tempranos, ya desde la gestación, en el desarrollo neurológico de los niños, los cuales rinden menos en el aprendizaje. Pueden presentar diferentes trastornos de comportamiento, así como una reducción del cociente intelectual. Los expertos calculan en 10.000 millones de euros anuales, sólo en la UE, las pérdidas ocasionadas por esos efectos y reclaman que se consideren esas pérdidas, así como el riesgo de perder a futuras generaciones, cuando en el plano político se discutan medidas ambientales, y no sólo se tengan en cuenta las pérdidas económicas inmediatas en los sectores industriales.
15 cohortes en Europa
Entre los temas que se están tratando, destacan los estudios, actualmente en marcha, con cohortes longitudinales (unos 15 en Europa) que intentan estudiar la relación entre la salud infantil y diferentes fuentes de contaminación.
Estos estudios analizan el impacto de la contaminación atmosférica en la aparición de asma y en el bajo peso al nacer; los efectos sobre el feto de la concentración de PCB y el microbioma intestinal materno; el desarrollo cognitivo y lactancia materna; la exposición prenatal al mercurio; la intoxicación infantil por metales como mercurio, plomo o arsénico; y los efectos de la exposición pre-natal e infantil a fármacos o al alcohol, entre otros.
Los factores de riesgo estudiados en los proyectos que se presentan van más allá de la contaminación química. Así, por ejemplo, hábitos de juego, el trabajo infantil, el acceso a agua potable o la calidad de vida de niños que han sobrevivido a un cáncer.
Peter van der Hazel, uno de los fundadores y actual presidente de la red internacional INCHES, explica que mientras en los países ricos se ha mejorado en los medios de transporte y de producción, esto no ha sido así en países pobres. Eso hace que los niños en países pobres siguen expuestos a pesticidas y a residuos industriales que están prohibidos en Europa y en los EE.UU. “Se ha avanzado en el conocimiento, pero esto no se ha traducido en una mejora en todos los países. Hay un gran diferencia entre unos y otros”.
Con estos estudios, normalmente formados por cohortes que comprenden entre 500 y 5.000 niños, se persigue identificar los aspectos principales que limitan la salud y el desarrollo adecuado de los niños, y proporcionar la información necesaria para cambiar las normativas vigentes.
INCHES fue promovida en su día por médicos y pediatras de todo el mundo, y en ella participan asociaciones nacionales e internacionales, centros de investigación, universidades, organizaciones, agencias de seguridad y de salud, organizaciones de asesoría legal, entre otros. Hasta 148 entidades se han adherido al manifiesto (“position paper”) de constitución de INCHES.
Esta es la octava de las reuniones de INCHES, con periodicidad trienal. Las anteriores reuniones se han realizado en Ámsterdam, Washington, Londres, Viena, Bangalore y Jerusalén.
Web del congreso: http://inchesnetwork.net/conference-2016/
Programa: http://inchesnetwork.net/wp-content/uploads/2016/05/conference-programme.pdf
Referencias:
Estudio epidemiológico global, 2010
A comparative risk assessment of burden of disease and injury attributable to 67 risk factors and risk factor clusters in 21 regions, 1990–2010: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2010. Stephen S Lim et al. Lancet 2012; 380: 2224–60
Sobre niveles de mercurio
Interpreting biomarker data from the COPHES/DEMOCOPHES twin projects: Using external exposure data to understand biomarker differences among countries. R. Smolders et al. Environmental Research, http://dx.doi.org/10.1016/j.envres.2014.08.016