Cierra el segundo año de MITICAP, que une a científicos y pescadores para mitigar impacto de la pesca en el Cap de Creus


Se ha reducido el volumen de pesca accidental y ahora se consigue retornar vivo al mar el 90% de los descartes. Se persigue mitigar el impacto en el área marina del Parque Natural del Cap de Creus, y recuperar el fondo marino. Se han introducido cambios en las artes de pesca, que permiten reducir la pesca accidental y el impacto sobre los fondos marinos.

Un trasmallo con una luz de malla más grande ha reducido la captura accidental de organismos bentónicos, y los que se siguen capturando son devueltos al mar vivos en su casi totalidad (90%). Imagen: Proyecto MitiCap

Ha finalizado el segundo año de MITICAP, proyecto en el que científicos y pescadores colaboran para reducir el impacto de la pesca y proteger los fondos marinos del Cap de Creus (Girona).

Está liderado por el Instituto de Ciencias del Mar (ICM) del CSIC, y cuenta con la participación de las cofradías del Port de la Selva y de Cadaqués, el Parc Natural del Cap de Creus, y el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a través del Programa Pleamar del Fondo Europeo Marítimo y de Pesca.

El Cap de Creus (Girona) fue declarado recientemente como Lugar de Interés Comunitario (LIC) en el marco de la Red Natura 2000 de la Unión Europea.

Retorna vivo al mar el 90% de la pesca accidental

Entre los resultados de este año, se ha conseguido reducir el ‘bycatch’ (la pesca accidental que se descarta) gracias a cambios estructurales en las artes de pesca, como la introducción de un trasmallo con una luz de malla más grande, lo que ha reducido especialmente la captura accidental de organismos bentónicos del fondo del mar. También se ha promocionado el uso de materiales más respetuosos con el ambiente, como polímeros biodegradables y las hojas de olivo, en sustitución de materiales considerablemente más perjudiciales para el medio y las especies marinas como el nylon y el plástico.

Además, no sólo se han reducido los descartes sino que se ha conseguido devolver vivo a su ambiente natural el 90% de la pesca accidental que sigue cayendo en las redes. “Son capturas de alto interés ambiental pero no aprovechables comercialmente, como puestas de huevos (principalmente de calamar y sepia) y tallas pequeñas, que son vitales para asegurar la supervivencia de las especies”, explica Josep Maria Gili, profesor de investigación del CSIC en el ICM y líder de Miticap.

Entre las capturas accidentales que se han conseguido retornar vivas también hay especies en peligro como el coral rojo, el molusco Charonia lampas y varios elasmobranquios.

un molusco Charonia lampa, especie en peligro de extinción, marcado y devuelto vivo al mar (Imagen: Miticap)

Este año también se han explorado, mediante robots submarinos, caladeros de pesca de la zona inexplorados anteriormente, en los que se localizaron artes de pesca perdidas que fueron recuperadas y retiradas del medio marino con éxito.

En general, los fondos prospectados presentan un muy buen estado de conservación, aunque hay efectos evidentes de la actividad pesquera, como son las artes de pesca perdidas y la abrasión parcial de los tejidos de especies como las gorgonias. Es necesario, dicen los científicos, proteger estas especies que cumplen un rol estructural imprescindible y que dan refugio a especies de alto valor comercial.

Otra novedad de este año ha sido la realización de un curso piloto de robótica submarina a los pescadores, para mostrar el uso de robots submarinos como fuente económica alternativa a la pesca. El curso ha generado un gran interés en el personal del sector. También se han realizado actividades divulgativas, como visitas guiadas a las zonas experimentales de acuarios del proyecto, en Mas Caials (Cadaqués) y en el Port de la Selva, así como charlas y talleres en escuelas, y jornadas abiertas al público.

La complicidad de los pescadores

MITICAP no sería posible si no fuera por la complicidad de los pescadores. En el proyecto, los científicos se embarcan con los pescadores para hacer un seguimiento de su actividad y proponer cambios. Gran parte del reto es, pues, ganarse la confianza de los pescadores, “para que no vean a los biólogos como una autoridad que les limita sus actividades sino como actores que buscan lo mismo que ellos: fondos “productivos” y biodiversos”, explica Janire Salazar, investigadora del ICM-CSIC y miembro del equipo de Miticap.

“A fuerza de ir embarcando con los pescadores, de debatir y de realizar visualizaciones conjuntas mediante robots submarinos de los fondos marinos donde normalmente calan sus redes, los pescadores han aumentado su sensibilización. Ahora, como parte de su procedimiento habitual, en cuanto sacan una especie estructural, la devuelven al mar cuando saben detectar que tendrá una tasa de supervivencia alta”. También han aprendido que algunas especies pueden ser devueltas previo paso por acuarios de experimentación.

¿Es posible exportar las técnicas y materiales ensayados en Miticap a otros tipos de pesca o áreas? “Sí, dice Salazar, “especialmente en el caso de cambiar los materiales plásticos por materiales biodegradables, pues es una medida que implica un muchos beneficios sin ningún inconveniente, al menos sustancial”.

Otras medidas, añade, “se han trabajado desde la pesca artesanal y serán extrapolables a otras áreas geográficas, sí, pero siempre pensando en pesca artesanal. Y es que el proyecto y sus resultados están concebidos para la pesca artesanal, que es lo más parecido a un aprovechamiento de recursos sostenible, en comparación a la pesca industrial.