El candidato a planeta está orbitando la estrella a una distancia 1,5 veces mayor que la que separa la Tierra del Sol. El estudio, en el que participa un investigador del IEEC en el ICE-CSIC, se publica en la revista Science Advances.
Las nuevas observaciones de Próxima Centauri, la estrella más cercana al sistema solar ubicada a una distancia de 4,2 años-luz, han permitido revelar la presencia de un candidato a planeta de baja masa que orbita la estrella a una distancia 1,5 veces mayor que la que separa la Tierra del Sol.
El descubrimiento, publicado hoy en la revista Science Advances, ha sido realizado por un equipo internacional que incluye a Guillem Anglada-Escudé, investigador del Institut d’Estudis Espacials de Catalunya (IEEC) en el Instituto de Ciencias del Espacio (ICE - CSIC) y que ha sido liderado por Mario Damasso (Instituto Nacional de Astrofísica - Observatorio Astrofísico de Turín), y Fabio Del Sordo (Universidad de Creta e Instituto de Astrofísica de FORTH), gracias a los datos recogidos con espectrógrafos instalados en Chile. En comparación con otros candidatos descubiertos alrededor de estrellas más distantes, Próxima c — como ha sido denonimado — es un planeta ideal en cuanto a que se pueden utilizar técnicas complementarias para confirmar su existencia y caracterizarlo mejor en el futuro cercano.
Próxima Centauri es una estrella enana roja unas 8 veces menos masiva que el Sol; Próxima b, un (muy probable) planeta rocoso, fue descubierto orbitando la estrella dentro de su zona habitable en el 2016. Próxima b fue encontrado analizando las velocidades radiales de la estrella a partir de los espectros recogidos con los espectrógrafos UVES y HARPS que están instalados, respectivamente, en el Very Large Telescope Array (VLTA) en Cerro Paranal y en el telescopio La Silla de 3,6 m, ambos pertenecientes al Observatorio Europeo Austral en Chile. A raíz de este descubrimiento, en 2017 se realizaron nuevas observaciones de Próxima con HARPS en el marco del proyecto Red Dots, con el fin de estudiar con mayor detalle este sistema planetario.
El equipo coordinado por Damasso y Del Sordo ha analizado estas nuevas mediciones, para un total de unos 17 años de observaciones. Al hacerlo, revelaron la presencia de una señal con un período de 5,2 años que es compatible con la existencia de un segundo planeta con una masa mínima de cerca de 6 veces la masa de la Tierra, y con un radio orbital de 1,5 unidades astronómicas (es decir, similar a la distancia promedio entre Marte y el Sol).
«Según nuestro análisis, la presencia de esta señal periódica parece muy convincente, y los datos disponibles no parecen indicar una causa física clara que no sea la presencia de un planeta, aunque todavía no podemos descartar completamente otras explicaciones», dice Damasso. «De hecho, es muy difícil encontrar un planeta con una masa mínima relativamente baja y un período orbital tan largo utilizando únicamente la técnica de la velocidad radial»,
subraya Damasso. «Una señal como la que encontramos podría deberse a un ciclo de actividad magnética de Próxima, que puede imitar la presencia de un planeta. Por lo tanto, se necesitan más observaciones para confirmar nuestro descubrimiento en los próximos años».
«Es un resultado fascinante», dice Del Sordo, «estamos añadiendo una nueva pieza al conocimiento de nuestro sistema planetario más cercano». Y luego añade: «La señal que hemos encontrado está al límite de las capacidades instrumentales. En nuestro estudio, mostramos que se espera que los datos astrométricos tomados con el satélite Gaia jueguen un papel decisivo en la confirmación de la existencia de este planeta. La posición de la órbita de
Próxima c no se explica fácilmente por los modelos actuales de formación y evolución planetaria, por lo que se plantean muchas preguntas sobre cómo pudo formarse hace poco más de 5000 millones de años».
«Aparte de la apasionante ciencia del artículo, estamos muy contentos porque es el resultado de la publicación temprana de los datos y la consiguiente colaboración espontánea con los principales autores del artículo. Por ejemplo, varios de los miembros del equipo de Red Dots contribuyeron además en el artículo y son coautores, y también incluye contribuciones de astrónomos aficionados de la Asociación Americana de Observadores de Estrellas Variables que también participaron en la campaña pública», dice Guillem Anglada-Escudé, quien dirigió las observaciones de Red Dots y la correspondiente campaña pública.
Nota vía IEEC / ICE