Drogas de abuso en las aguas subterráneas de la ciudad de Barcelona

Investigadores del CSIC, del ICRA y de la UPC analizan en los acuíferos urbanos de Barcelona la presencia de “drogas de abuso”

Un grupo de investigadores del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), del Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA), del Departamento de Ingeniería Geotécnica y Geociencias de la Universidad Politécnica de Cataluña ha encontrado rastros de diversas “drogas de abuso” (DAs) en los acuíferos de la ciudad de Barcelona.

Bajo el nombre genérico de “drogas de abuso” se incluye una larguísima lista de sustancias químicas de diverso origen que pueden ser susceptibles de consumo con fines no terapéuticos. Se trata del primer estudio mundial sobre drogas de abuso en acuíferos urbanos, dirigido por Damià Barceló, profesor de investigación del CSIC, vicedirector del IDAEA-CSIC y director del ICRA, junto con Enric Vazquez y Jesus Carrera, hidrogeólogos del IDAEA-CSIC, que han diseñado toda la estrategia de recogida de muestras e interpretación de los datos de los pozos.

El objetivo del trabajo, publicado el pasado marzo del 2012 en la revista Science of The Total Environment, ha sido describir la presencia de las drogas de abuso en los acuíferos urbanos de Barcelona. Estas aguas se están usando para limpiar calles y para regar jardines públicos. Las concentraciones medidas son extremadamente bajas y sin ningún riesgo para la salud pública.

El equipo ha analizado 20 drogas de abuso pertenecientes a 6 grupos diferentes (compuestos cocaínicos, cannabinoides, opiáceos, anfetaminas, compuestos lisérgicos y las benzodiacepinas) en el agua subterránea de tres zonas del área metropolitana de Barcelona: en el entorno de la calle Mallorca (desde Av. Meridiana hasta las proximidades de la Estación de Sants), en la parte media de la Av. Paral·lel y en el delta del río Besòs, durante los meses de mayo y diciembre del 2010.

Los autores del trabajo son Anna Jurado, Nicola Mastroianni, Enric Vàzquez-Suñé, Jesús Carrera, Isabel Tubau, Estanislao Pujades, Miren López de Alda y Damià Barceló. Cabe destacar que este trabajo es el primero que se realiza a nivel mundial en cuanto a la presencia de drogas de abuso en acuíferos urbanos.

Esquema hidrogeológico de Barcelona.

Sin ser estos resultados representativos, pues serían necesarios analizar las drogas de abuso de manera periódica, las más detectadas han sido la metadona, el éxtasis (o MDMA), el EDDP (metabolito de la metadona), el diazepam (tranquilizante) y la cocaína y su metabolito benzoilecgonina. En ninguno de los casos se han detectado cannabinoides, anfetaminas y lisérgicos.

Por abundancia, los niveles más altos son los correspondientes a la metadona en la zona del delta del río Besòs y a la cocaína en el tramo central de la calle Mallorca, que se ha hallado en concentraciones de 68 y 60 nanogramos por litro, respectivamente.

Uno de los datos más interesantes de este trabajo, basándonos en las muestras analizadas, es que el consumo de drogas parece estar relacionado con el barrio y la condición social. En el tramo central de la calle Mallorca, zona de abundante ocio nocturno y económicamente de clase media alta, la droga detectada más veces ha sido la metadona, pero la que presenta concentraciones más elevadas es la cocaína.

Por el contrario, en el barrio de clase trabajadora del entorno del Paral•lel la droga que presenta concentraciones más elevadas ha sido el éxtasis. En los acuíferos del delta del Besòs, en los que el agua proviene del río, se ha encontrado una mezcla de compuestos, lo que refleja que el río Besòs recibe agua de múltiples fuentes.

Es relevante poner de manifiesto que los niveles de drogas de abuso medidos en las aguas subterráneas son mucho más bajos que los de las aguas residuales y en el río Besòs, que recargan parcialmente los acuíferos. Ello indica que, aun considerando la mezcla con otras aguas no contaminadas, las drogas de abuso y sus metabolitos sufren procesos de atenuación en el acuífero que causan un descenso drástico en sus concentraciones. Esto muestra la capacidad autodepuradora del terreno sobre las aguas subterráneas ante muchos compuestos, lo que se ve reforzado por el hecho de que los niveles de drogas de abuso disminuyen al aumentar la profundidad del punto de muestreo.

Por otro lado, cabe destacar el caso de la benzoilecgonina (BE), que se produce en el cuerpo humano al metabolizar la cocaína. Lo habitual de BE en ríos o aguas residuales es que sea mayor que la cocaína.

Sin embargo, en este estudio se ha observado lo contrario, lo cual se puede interpretar como que a los acuíferos ha llegado el producto original –alguien lo ha “vertido” a la alcantarilla, y de ahí al acuífero- o bien que la cocaína tiene una capacidad de degradación menor en el acuífero y se han invertido las proporciones.